La respuesta a esta pregunta puede parecer difícil de entender: las carillas dentales son para siempre, pero esto no significa que sean permanentes. Vamos a explicar esta respuesta, aparentemente contradictoria:

¿Las carillas dentales son para siempre?

Por qué las carillas son para siempre

Para colocar unas carillas dentales es preciso eliminar parte del esmalte de los dientes. Esa intervención es irreversible, por lo que precisaremos llevar siempre unas carillas para proteger  la parte del diente que ha quedado sin esmalte, a no ser que sustituyamos las piezas dentales por implantes.

¿Y qué significa eso de que las carillas no son permanentes?

Las carillas no son eternas y han de ser sustituidas cuando se deterioran. Si son de ?composite?, esto suele ocurrir a los 8 o 10 años. Las de porcelana pueden aguantar hasta 20 años.

Por tanto, llegado el momento, el odontólogo deberá sustituir nuestras carillas por otras nuevas.

¿Cómo prolongar al máximo la vida útil de nuestras carillas dentales?

Es un hecho comprobado que las carillas dentales de los pacientes descuidados en su higiene bucal duran menos.

Por lo tanto, unas rutinas de higiene dental adecuadas harán que nuestras carillas se deterioren menos y minimizarán la posibilidad de que los materiales adhesivos se degraden:

  • Nuestro dentista en Vecindario recomienda un cepillado dental concienzudo tras cada comida, el uso de la seda dental una vez al día y el empleo de colutorios bucales.
  • Adicionalmente, utilizaremos nuestros dientes exclusivamente para masticar los alimentos. Los dientes no son alicates ni tenazas, y mucho menos si llevamos carillas dentales.
  • Quienes opten por las carillas de ?composite? han de abstenerse totalmente de fumar, ya que el tabaco las tiñe de un color desagradable en muy poco tiempo.
  • Es preferible que también los usuarios de carillas de porcelana se abstengan de fumar, aunque estas no cambian de coloración con tanta facilidad.

Y en ambos casos, es muy recomendable lavarse bien los dientes tras la ingestión de café, vino o cualquier otro alimento susceptible de alterar la tonalidad de las carillas.

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